Las Chicas Del 10 Por Ciento
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"Estoy convencida de que el 90 por ciento de las personas llegan a nuestras vidas con el fin de cambiarnos. El otro 10 por ciento, sólo para joder". Así lee la primera página de mi libro Las Imperfectas (👈shameless plug).
En otras palabras, que levante la mano quien haya sido víctima de alguna Mari Chochi dispuesta a acabar con nuestro exceso de auto estima 🙋♀️.
Son esas mujeres poco solidarias—en muchas ocasiones también mal folladas—que aparecen en nuestras vidas así como por arte de magia, como por hechizo. Y nos encantan. Y se hacen nuestras amiguísimas. Y les creemos. Y nos envuelven y se enganchan cual telaraña en escalera de Subway.
Debo confesar que he tenido más de una Mari Chochi en mi corta vida tropical. Para ser más precisa, han sido al menos cinco las que vale la pena mencionar.
Y los que creeemos en el karma seguramente le achacamos al gran amigo el tema de la repetición. Porque las Mari Chochis son como los exes: todos vuelven.
Si les digo que llevo años pensando por qué pasan estas cosas, no exagero. Muchas noches perdidas dándole casco a por qué hay personas malvadas y otras sananas. No es que yo sea la más blanca paloma 🕊, pero en estas situaciones, suelo salir trasquilá' 😩.
Mari Chochis = Vampiras Emocionales 🧛♀️
Así que como la nueva Cristy ha decidido parar de sufrir en general (y dejar de excusar a quienes se les distrae la moral), aquí comparto la lista de las cinco chicas del 10 por ciento de mi vida. Protegiendo identidades, más que todo porque no me da la gana de que se sientan importantes. Aquí les van sus alter egos, que capaz las pintan más decentes y todo...
1. La de High School — Esta fue la que me estrenó en esto de las cabronadas. Así que encima, le debo. Se hizo pasar por mi gran amiga del alma por espacio de dos a tres añitos hasta que un buen día me di cuenta de que era ella quien llevaba y traía para que los sánganos de mi clase se burlaran de mí. Era la misma que vestía de corderito y calzaba de Mari Chochi.
2. La gran profesional — ¡Ufff! Esta sí que es bastante común y corriente. Pero se presenta como una especie de genia. Inteligente y astuta sí es, conste. Y MUY capaz en su trabajo. Pero al final, lo único que quería era subir. Tener título. Probar que podía hacerlo mejor que yo. Y tal vez sí puede. Pero así no se vale. Neeext 🕳!
3. La mala de corazón — ¡Y a mucha honra! Y lo sabe. Hay gente mala y luego está esta mujer. La típica 'OMG you are amaziiiinnnngggg! I love your outfiiiittttt! We are the most amazing team everrrrrrrrr! ¡Y fuácata! Dos meses más tarde te enteras que la muy hija de puta había llamado a TU jefe (que no era el suyo, dicho sea de paso) a quejarse de ti por alqo que ELLA te hizo a ti. ¿Así o más fucked up? Esas que tienes que bloquear de tu teléfono, tu IG, tu memoria porque la vibra es tan y tan mala y tóxica que es capaz de hacerte creer que la mala eres tú 🤯.
4. La espiritual - Y tal vez la más traicionera también. Esta fue amiga cercana por muchos a˜ños. De poco sirvieron los retiros y las técnicas de sanación cuando llegó la hora de ser leal y justa. Mientras yo le daba trabajo de vez en cuando—aunque lo hacía bien el proceso era un peo—yo era un éxito. Pero como tiene complejo de Bad Bunny, como alguien no haga lo que le da la gana a ella, saca las garras. Asi es con todo en su vida. Es de esas que todo lo complican porque están decididas a estar en lo cierto aunque eso signifique ser infeliz. A esta la corté de raíz también. Y dolió un poco menos que las anteriores, a pesar de haber sido "más amiga". Eso se llama estar curá de espanto en mi isla 🇵🇷.
5. La inofensiva — la que simplemente quiere quererte como una hermana. Y lo hace. Pero es de esos amores que asfixian. Y aunque no es tóxica a conciencia, es inevitable que uno sienta ganas de salir corriendo pa'l carajo cada dos días. En el fondo, es tal vez la única que me dio tristeza tener que sacar de mi vida de sopetón 😔. No hay breakup perfecto. Pero si estando del otro lado uno se siente mejor, pues definitivo había que hacerlo.
El Cuento Largo Corto Moment...
Que quede claro que este proceso de cortar con gente tóxica no es algo de lo que me sienta orgullosa. En serio que no logro entender por qué hay gente que me hacen sentir así. Ni por qué me dejo.
Entonces, entro en mi modo "Positivismus Extremus" y me digo a mí misma: Misma, siempre podría ser peor. Por ejemplo, podría ser al revés. El porcentaje de hijas de la gran puta podría ser 90 versus el 10, de gente noble e incapaz de joder.
Me pregunto si alguna vez habré caído yo en el 10 por ciento de alguien 🤔. Puede que sí. Pero de lo que estoy segura es de que jamás será porque mis intenciones hayan sido tóxicas. Hija de puta sí que puedo ser también. Como buena capricorniana, obvio. Pero mala, destructiva, envidiosa, Mari Chochi... Ahí es donde trazo mi línea 🚫. Más que todo porque que le tengo demasiado respeto al karma.
Y mientras logro sanar—que no es lo mismo que ignorar—espero que mi amiguísimo el karma me de un breakecito y se vaya a reclutar pa' otro lado. Porque si algo he aprendido en todos estos años coexistiendo con Mari Chochis es que con darles delete no se resuelve el problema. Hay que buscar ayuda. Hay que hablarlo. A quienes nos hieren, hay que ponerles nombre y apellido. Escribirlas en papel de estraza y congelarlas en el freezer.
A las que gozan de ver a uno mal, a esas hay que enfrentarlas. Porque aunque estén en otro nivel de frecuencia y el mensaje les entre por uno y les salga por el otro, la mejor manera de ser mejor que ellas es asegurándome que no le hagan esto a otras.
De estas cosas hablamos muy poco. Estoy convencida de que el 90 por ciento de las veces, las chicas del 10 por ciento se salen con la suya. ¿Pero saben qué? Eso no es lo que importa. Lo importante es que nadie nos hace nada si no nos dejamos. Y que con los años y las hijaeputadas que sobrevivimos confirmamos que la bondad es un talento. Un don que no todos tenemos.
Total, según mis cálculos (90 versus 10), los buenos somos más. ¡Vamos ganando!
¿Seguimo'?
Mucho love ❣️
Cristy
The 10 Percent Girls
[In English]
"I'm convinced that 90 percent of the people who come into our lives are here to change us. The other 10 percent? Just to fuck with us."
That’s how the first page of my book Las Imperfectas (👈 shameless plug) reads. In other words, raise your hand if you've ever been a victim of a Mari Chochi—one of those women hell-bent on tearing down our self-esteem 🙋♀️. You know the type: unsupportive, often sexually frustrated, who appear in our lives like magic, like a spell cast upon us.
And we love them. They become our besties. We trust them. They reel us in, weave their web around us like a spider spinning its trap in a subway stairwell.
I have to admit, I’ve had my fair share of Mari Chochis in my short tropical life. At least five worth mentioning. And for those of us who believe in karma, we probably blame it for this recurring pattern. Because Mari Chochis are like exes, they always come back.
I've spent years figuring out why this happens—no exaggeration—so many sleepless nights wondering why some people are mean while others are kind. It’s not that I’m some angel 🕊, but in these situations, I always end up getting screwed over. 😩
Mari Chochis = Emotional Vampires 🧛♀️
Since the new Cristy has decided to stop suffering in general (and stop making excuses for people whose morality is on vacation), here’s my list of the five girls from the 10 percent club in my life. Identities protected—mostly because I refuse to make them feel important. So here they are, with their alter egos (which might make them sound more decent than they actually were).
1. The High School One
She was my first encounter with betrayal. So, technically, I owe her. For about two or three years, she played the role of my soul-sister-bestie. Until one day, I realized it was her stirring the pot, feeding the vultures in my class, and ensuring they had enough ammo to make fun of me. She walked like a sheep but stomped like a Mari Chochi.
2. The Career Climber
Oof. This one is a textbook. She presents herself as a genius; to be fair, she is brilliant. And capable. But at the end of the day, all she cared about was getting ahead. Having a title. Proving she could outshine me. And maybe she could. But not like that. Neeext 🕳!
3. The One with a Rotten Heart
Oh, and proud of it! And she knows it. There are bad people, and then there’s this woman. The type that says, "OMG you are amaziiiinnnngggg! I love your outfiiiittttt! We are the most amazing team everrrrrrrrr!" And then? BAM! Two months later, you find out this backstabbing witch called your boss (not hers, mind you) to throw you under the bus—for something she actually did. How messed up is that?
The kind you have to block from your phone, IG, and memory because her vibe is so toxic that it makes you doubt if the problem is actually you 🤯.
4. The Spiritual One
…and possibly the most treacherous. She was a longtime friend, too. All those retreats and healing techniques meant nothing when it came to being loyal and fair. I helped her out with work sometimes—even though it was a hassle—and while she was benefitting, things were fine.
But once she didn’t get her way? The claws came out. She’s the type of person who complicates everything because she’s determined to be right—even if it means being miserable.
Cutting her off hurt a little less than the others despite our history. That’s what I call being immune to bullshit in my island 🇵🇷.
5. The "Innocent" One
The one who just wants to love you like a sister. And she does. But it’s the kind of love that suffocates. And even though she’s not toxic on purpose, you can’t help but feel the urge to run for the hills every couple of days.
Out of all of them, she’s the only one I genuinely felt sad about cutting off 😔.
The "Long Story Short" Moment...
Let’s be clear—I'm not proud of cutting out people. I seriously don’t understand why some people make me feel this way or why I let them.
So, I go into Positivismus Extremus mode and tell myself:
"Misma, it could always be worse."
For example, the numbers could be reversed: 90 percent of people could be awful, and only 10 percent decent.
And I wonder… have I ever been part of someone’s 10 percent? 🤔
Maybe.
But one thing I know for sure—I’d never end up there because of toxic intentions. I can be a bitch sometimes (Capricorn energy, obviously). But malicious? Destructive? Jealous? A Mari Chochi? That’s where I draw the line 🚫.
Mostly because I have way too much respect for karma.
And while I heal—which is NOT the same as ignoring—I hope my dear friend karma takes a little break from me and goes on recruitment duty elsewhere.
Because if I’ve learned anything about Mari Chochis, simply deleting them doesn’t solve the problem. You have to talk about it.
The people who hurt us? We have to name them, write them down on brown paper, and freeze them—literally.
The ones who enjoy seeing us struggle? We have to call them out.
Because even if they’re on a different frequency and our words go in one ear and out the other, the best way to be better than them is to ensure they don’t do this to someone else.
We don’t talk about these things enough.
I’m convinced that the girls from the 10 percent club get away with it 90 percent of the time.
But you know what? That’s not what matters.
What matters is that no one can hurt us unless we let them.
And over the years, through all the backstabbing, betrayal, and bullshit we survive, we confirm something:
Kindness is a talent.
A gift not everyone possesses.
However, according to my calculations (90 vs. 10), the good ones outnumber the bad ones.
We’re winning!
Onwards?
Much love ❣️, Cristy
¡Buenísimo, Cristy, y muy acertado! Que alegría encontrarte aquí. ¡A ver cuando nos vemos!
Me encantan tus mails y te felicito. ¿Cuándo volvemos a entrevistarte? (787)306-4898